En su tercera producción discográfica que acaba de lanzar es bautizada como “El encanto de Sihuas” pero su historia revela a una gran estudiante.
Su cabello rubio, su tez blanca y sus hermosos ojos color caramelo son la carta de presentación de Yolmery De La Cruz, una guapa ancashina que está decidida a encantar a todos los peruanos con su tercer disco ‘Un peldaño hacia al éxito’, que acaba de sacar al mercado y que contiene diez temas, algunos de su autoría.
Cuando se conversa con Yolmery, cinco minutos son suficientes para descubrir a una joven mujer decidida, trabajadora, con visión de futuro y estricta para conducir su propia vida y auto imponerse una disciplina casi militar para alcanzar cada una de las metas que se ha puesto en la vida.
Yolmery –quien se inició en la música en el 2006- explica que en ésta tercera producción ya no trabaja sola, “hay un equipo de personas con quienes laboramos de la mano, aportando ideas. Esto es un cambio total a lo que he hecho en los años anteriores, es un trabajo muy profesional porque estoy decidida a hacer sonar mi música en todo el Perú”.
Infancia difícil pero inspiradora.
Yolmery revela que de niña era “muy celosa”. Mis hermanos varones mayores son muy guapos, y de chiquillos, más todavía. Francisco tiene ojos verdes y Gumercindo tiene ojos celestes y las chicas de secundaria los correteaban mucho, yo estaba en jardín y me molestaba y no dejaba que ninguna se les acercara, pero me hacían cambiar de opinión cuando me daban regalos, me bordaban las polleritas para cantar y me peinaban”, cuenta sonriente.
Esta cantante y autora llegó a Lima alrededor de los 14 años de edad para buscar un mejor porvenir para ella y su familia compuesta por sus padres campesinos y sus once hermanos.
“Desde muy pequeña tuve el sueño de ser alguien en la vida. Siempre me gusto cantar y lo hacía en mi jardín todo el colegio me aplaudía, era mi público perfecto”, recuerda a la vez que menciona los esfuerzos y el sufrimiento de sus progenitores para poder cubrir las necesidades básicas de alimentación y estudios de todos sus vástagos, le abrieron los ojos para aspirar a cosas mejores.
Esa primera infancia con carencias le alimentó ese ímpetu que la llevó a tomar la decisión de salir sola a buscar trabajo fuera del pequeño pueblito donde vivía, llamado Aytumanga, provincia de Sihuas. Dejando a su madre enferma tuvo que salir con el corazón destrozado hasta que llegó a Lima.
Fueron varios los empleos que tuvo en su camino a la adolescencia y luego la adultez, aunque casi todos relativos al cuidado de niños y quehaceres de la casa.
Autodisciplina casi militar.
Pero si algo destaca nítidamente el carácter de esta aguerrida representante del signo Leo, fue la madurez para saber que nunca debía dejar de estudiar. “Yo buscaba trabajos que me dieran tiempo para ir al colegio”, revela.
Así Yolmery avanzó con sus estudios durante un año satisfactoriamente en el colegio Manuel González Prada, hasta que –reconociendo ella misma que entraría a la difícil etapa de la adolescencia- decidió cambiarse a un colegio solo de mujeres, eligió el María Parado de Bellido del Rímac.
“Quería evitar enamorarme y desenfocarme de mis metas, no quise correr el riesgo de equivocarme y truncar mi futuro como vi en muchas chicas”, explica.
Y así lo hizo, concluyó sus estudios siendo la mejor. “Siempre ocupé el primer lugar, desde jardín hasta el último año”, cuenta con naturalidad. Y a ello hay que añadir que mientras cursaba los últimos años de secundaria, después del colegio asistía a clases extra, los lunes, miércoles y viernes aprendía computación y los martes, jueves y sábados, estudiaba secretariado en un instituto.
Yolmery –quien también es conocida como “Chica Tentación”- cree en el amor pero los planes de matrimonio o tener hijos aún están lejanos para ella, porque primero quiere consolidarse en su carrera artística y porque además cree que “antes debo encontrar a la persona indicada, que entienda mi carrera y porque no debemos traer hijos a sufrir, ellos deben venir a llevar una vida diferente a la que nosotros tuvimos”, concluye.