Tom Cruise, la última estrella en ser cuestionada por su aspecto físico

Internacional

 

A los sesenta y dos años, Tom Cruise mantiene una energía a prueba de bomba. Si no, que se lo digan a los fanáticos de Top Gun. El actor rodó la secuela de esta trepidante película de acción y grabó escenas ultraarriesgadas para las que es imprescindible contar con un físico de 10.

Él lo hizo. Sin embargo, incluso los dioses de Hollywood temen el paso implacable del tiempo. Tom Cruise no está exento de esa coquetería que, además, también se sustenta en motivos profesionales: conseguir buenos papeles en la Meca del Cine implica cumplir con ciertos parámetros. Ya se sabe que el edadismo –esa obsesión por la juventud y el rechazo, por lo tanto, a la veteranía– es una enfermedad que afecta hace décadas al Séptimo Arte.

Desde hace unos años, pero especialmente desde su aparición en un anuncio previo a la final de la Super Bowl, Tom Cruise ha sido señalado por haber sucumbido, probablemente, a algún procedimiento estético. Sin embargo, por mucho que uno se aferre a la juventud (y al colágeno) a veces es hora de asumir que esta es una verdadera Misión imposible.

El pasado 9 de febrero, el actor apareció en las pantallas dando un mensaje inspiracional a los jugadores de fútbol americano que se enfrentaban en el terreno de juego. Aseguró Tom Cruise, durante esos minutos de transmisión, que no detectaba miedo en los rostros de los deportistas, sino que lo que podía ver era a “los mejores del mundo, hombres que han trabajado y dedicado toda su vida para hoy”.

Mientras pronunciaba estas sentidas palabras, otros solo veían en él un rostro nuevo, cierta tersura extraña en su piel y algo de hinchazón, lo que hizo que surgiera un vendaval de comentarios sobre si Tom Cruise había ganado peso o bien se había sometido a algún tratamiento. Como era de esperar, el protagonista de la noticia no ha hecho ningún comentario al respecto y, por otro lado, como Hollywood es así de maleable, tan pronto como “escaneó” sin compasión a la estrella de Nacido el 4 de julio, buscó con su lengua viperina otros cuerpos y otros rostros a los que poner en cuestión.

No es la primera vez que Tom Cruise es el blanco de este tipo de comentarios. Ya en 2021, y también mientras presenciaba un evento deportivo –un partido de béisbol entre los Gigantes de San Francisco y los Dodges de Los Ángeles–, sorprendió su rostro y se le escudriñó de arriba abajo para determinar si la fisonomía del actor era producto del paso del tiempo o del paso del cirujano plástico.

Un mortal anónimo, se contempla en el espejo, en la intimidad de su hogar, y se lamenta por las huellas del tiempo, llamadas arrugas, manchas o flacidez, esas que asoman por su rostro y contra las que no hay demasiado que hacer: una crema hidratante por aquí, un masaje facial por allá, un poco de maquillaje estratégicamente extendido, y para adelante que son dos días. Sin embargo, una estrella de Hollywood, o una reina de las pasarelas, o un personaje público que día sí y día también posa frente a las cámaras, sabe que esa arruga impertinente y esa mancha indeseada no pasará desapercibida por los cientos de miles de ociosos que analizan centímetro a centímetro cada una de sus apariciones públicas. Y mucho menos por los especialistas de la industria cinematográfica y por los críticos de lengua afilada que detectan el error incluso antes de que este se produzca.

Todo lo anterior basta para entender la enorme presión a la que están sometidos los artistas que han hecho de su talento, pero también de su físico, su herramienta de trabajo. En los últimos meses, en este contexto han sorprendido algunas transformaciones que solo pueden ser entendidas desde la cirugía estética. Si bien el relumbrón de la Meca del Cine, y el poder adquisitivo de las estrellas, puede ser envidiable, la tortura de la crítica continua y del escrutinio popular no se desea ni al peor enemigo. En las siguientes líneas, hacemos un recorrido por algunas de las transformaciones que más han llamado la atención en los últimos tiempos.

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